Las mujeres y el poder compartido: liderazgo y estrategias

Oslo, Noruega, 15-16 mayo de 1998

Declaración

La participación igual de mujeres y hombres en el gobierno, la economía, la cultura y la sociedad refleja el nivel democrático de la sociedad en cuestión. Una verdadera democracia no puede excluir, y no excluye, a las mujeres. Esto es cierto para comunidades, naciones e instituciones internacionales.

Para la Internacional Socialista de Mujeres, sin embargo, el objetivo no consiste sencillamente en elegir a más mujeres para las posiciones de poder en los parlamentos del mundo. También deben cambiarse las estructures sociales, económicas y políticas que impiden el ejercicio verdadero de los derechos de la mujer en una sociedad democrática. Tenemos que entender las ramificaciones de género de la política al objeto de establecer políticas y programas que amplíen la igualdad y potenciación femeninas.

Así, desde el punto de vista de las mujeres socialistas, socialdemócratas y laboralistas, hay varios aspectos de la política de género que deben plantearse para que las mujeres puedan alcanzar la igualdad. Hay que adoptar medidas para asegurar la representación de las mujeres en todos los niveles de las estructuras del gobierno y los partidos políticos. Deben tomarse acciones afirmativas para promover a la mujer dentro de estas instituciones, por ejemplo:

  • Preparando listas de candidatos con mayor equilibrio entre hombres y mujeres en toda clase de elecciones;
  • Asegurando una representación equilibrada entre los sexos en las estructuras de los partidos políticos;
  • Promoviendo a mujeres para cargos directivos, tales como puestos ministeriales y posiciones ejecutivas en las instituciones internacionales;
  • Examinando cuidadosamente los medios informativos para asegurar que se planteen los temas de la mujer en el debate público y que mujeres con cargos públicos estén adecuadamente representadas.

La promoción de la mujer en sí no reforzará necesariamente la posición de la mujer en la sociedad. Hay que apoyar fuertemente a mujeres que se comprometan a reforzar la posición de la mujer en la sociedad. Las mujeres elegidas para cargos públicos deben poner en obra su compromiso planteando las barreras sociales, económicas y culturales que afrontan la mayoría de las mujeres.

Una importante estrategia para conseguir poder para las mujeres es la remodelación de políticas y programas para asegurar un planteamiento positivo de la situación de la mujer. Debemos apoyar programas que impliquen invertir en la gente, y particularmente en las mujeres. Tales programas afrontarán aquellas áreas en que las diferencias y desigualdades de género suponen una carga adicional para las mujeres. Los programas también deben ser evaluados a fin de asegurar que no discriminen, ni explícita ni implícitamente, a las mujeres.

El asegurar la igualdad y potenciación de las mujeres, pues, requerirá nada menos que la reestructuración de nuestras sociedades, economías y gobiernos. La igualdad de representación de mujeres y hombres en los procesos de toma de decisión en la política y la economía, además de ser un tema de derechos humanos y democracia, contribuye al buen gobierno y asegura un desarrollo más justo y productivo de las sociedades.