Después de Pekín – Nuevos desafíos

XVI Conferencia, Naciones Unidas, Nueva York, 6 y 7 de septiembre de 1996

Declaración

La Internacional Socialista de Mujeres ha llevado a cabo casi un siglo de actividades durante las cuales, junto con otros movimientos de mujeres, ha sido la punta de lanza en la lucha por el avance de la mujer y el progreso de la sociedad. Desde entonces se han dado pasos amplios y diferentes, apartándonos de la perspectiva emancipadora de principio de siglo.

Los primeros esfuerzos de la ISM se centraron en lograr para las mujeres los derechos que los hombres habían conseguido ya, en particular el derecho al voto. Después, esta actividad se amplió para cubrir una gran gama de temas, desde la reducción de las horas laborales y días laborales hasta la baja por maternidad e instalaciones pediátricas; desde campañas contra la violencia o a favor del desarme hasta peticiones para el reconocimiento de derechos privados.

La acción afirmativa de los años 80 marca la transición desde una cultura de paridad caracterizada por leyes protectoras hacia una cultura más avanzada basada en una estrategia de igualdad de oportunidades en todos los terrenos, con especial atención al acceso igualitario para todas las oportunidades económicas y políticas.

En el comienzo del tercer milenio debemos encarar nuevos retos en un mundo todavía fuertemente caracterizado por crecientes disparidades entre las naciones y dentro de las naciones, siendo la disparidad más persistente la que existe entre los sexos; disparidad que ha dado origen a la violencia y la discriminación, cuyas víctimas han sido las mujeres.

Para nosotros el nuevo reto es el de una sociedad civil global, cuyo desarrollo democrático tiene su origen en una nueva conciencia de que esta sociedad está compuesta por mujeres y hombres que viven en un plano de igualdad pero son diferentes. La ISM reconoce que la diversidad cultural constituye un recurso al que se debe respetar, pero al que de ninguna manera se le debe utilizar para discriminar contra mujeres y niñas.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada el pasado Septiembre en Beijing, y el Foro contemporáneo de ONGs en Huairou representan un hito en este reto. La ISM espera que se ha de continuar con la serie de Conferencias de la ONU sobre la Mujer y espera que la Asamblea General de la ONU decida dónde se va a realizar la Conferencia de la ONU sobre la Mujer en el año 2000. La Declaración de Beijing y la Plataforma para la Acción marcan un giro de relevancia e innovación extraordinarias al afirmar que:

  • la diversidad sexual es un recurso que debe ser reconocido como la base sobre la cual empezar a construir un desarrollo centrado en las personas;
  • el otorgar poder y autonomía a la mujer es esencial para conseguir un gobierno y una administración transparentes y responsables;
  • la perspectiva de la mujer ha de ser incorporada a todos los niveles en la toma de decisión, proporcionando así nuevos puntos de vista sobre temas políticos de relevancia general.

Al redefinir nuestro paradigma de mujeres socialistas para el tercer milenio, estos tres principios constituirán nuestra base.