Hacia el pleno respeto de los derechos sexuales y reproductivos

22 de marzo de 2001, Buenos Aires, Argentina

Declaración

Los derechos sexuales y reproductivos han sido tema de agenda de la lucha política del movimiento de mujeres, y en particular del feminismo desde hace varias décadas. Las distintas posturas ante estos derechos establecen, en estos momentos, una clara frontera entre los partidos progresistas y los partidos conservadores así como una clara división entre políticas de izquierda y políticas de derecha. Así se ha puesto de manifiesto en todos los encuentros internacionales y especialmente en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing en 1995, y la Conferencia sobre Beijing+5 en Nueva York en 2000.

Al defender por lo tanto los derechos sexuales y reproductivos la Internacional Socialista de Mujeres está tomando posición ante los derechos inalienables de la mujer y contribuye así al avance de las posturas de progreso e igualdad. En su esencia estos derechos incluyen el reconocimiento de la potestad de las mujeres para decidir sobre su vida sexual y su capacidad reproductiva, libres de coerción, violencia y discriminación.

Resultan centrales para el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres para sus posibilidades y oportunidades de desarrollo personal y colectivo en cualquier sociedad:

  • el acceso a información veraz y actualizada sobre sexualidad y reproducción;
  • la posibilidad de tomar decisiones sobre el propio cuerpo para el pleno goce sexual y reproducción voluntaria;
  • la asistencia integral de la salud sexual y reproductiva a través del acceso a servicios de salud y de educación; y
  • la equidad, el respeto y la solidaridad en las relaciones entre varones y mujeres.

Los obstáculos para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres reponden a diversos condicionantes, desde la falta de voluntad política de los gobiernos para desarrollar políticas públicas que salvaguarden estos derechos, las posiciones conservadores de sectores poderosos de diversas religiones, hasta la vigencia de estereotipos culturales patriarcales que naturalizan y reproducen la subordinación y discriminación de las mujeres en el campo de la sexualidad y la reproducción. La superación de estos obstáculos requiere de estrategias múltiples en los planos cultural, social y político.

La ISM, desde su activo compromiso con las luchas de las mujeres por sus derechos y con la más amplia convicción de la trascendencia que el respeto por los derechos sexuales y reproductivos tienen para la equidad y la justicia social, propone:

  • la sanción de leyes que promuevan la salud sexual y reproductiva en todos los niveles;
  • la incorporación efectiva de partidas presupuestarias que garanticen su cumplimiento;
  • la implementación de políticas públicas con perspectiva de género transversales que incorporen acciones interinstitucionales, privilegiando la salud, la educación y la promoción social;
  • la incorporación de mayor cantidad de mujeres a lugares de decisión en los ámbitos legislativos y ejecutivos;
  • la intergración de ONGs especializadas en la temática, para el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.

Finalmente la ISM quiere recordar que la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres forma parte de una propuesta más amplia que defiende nuevos modelos de familia. Familias que constituyan nuevas escuelas de democracia en las que debe primar la igualdad, la libertad, la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres y el respeto individual para todos los miembros que la componen, tanto niñas, niños como adultos. El primero de los derechos del niño o niña es el de ser deseados y queridos desde el inicio de su vida. Y para ello es fundamental poner medios para asegurar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.